Los cuadernos de las coimas a juicio: Roberto Baratta, el enigma del cajero perfecto

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Roberto Baratta, al ser detenido en octubre de 2018

Siete años atrás, Roberto Baratta capturó la imaginación de la Argentina. Era un tipo gris, desgarbado, falto de carisma a simple vista, de magnetismo, un funcionario en un gobierno cuya cultura política alimentada, netamente, a base de carisma. Pero su historia, si es que las acusaciones son ciertas, era fascinante.

Había sido tachero, quinielero, recuerdan algunas crónicas sobre su vida, hasta que conoció a Néstor Kirchner a principios de siglo, en un bar. Llegó alto, altísimo, un funcionario clave, subsecretario en Planificación, el ministerio estrella de la gestión K, que reportaba directamente a Julio De Vido.

Y Baratta, según la acusación en su contra que será llevada a juicio en un maratónico proceso este 6 de noviembre por el Tribunal Federal N°7, gestionaba. Ciertamente gestionaba. Fue, supuestamente, el mejor courier bancario de la política argentina, el encargado de llevar y traer la plata sucia de sobornos de algunos de los máximos empresarios del país, para luego redistribuirla hacia arriba. Mientras, su chofer, Oscar Centeno, anotaba y anotaba en esos cuadernos, cuando regresaba a casa de sus días en silencio en su Toyota Corolla. Centeno lo arruinó. Quién diría: Baratta, el cajero perfecto de la política, arruinado por su chofer.

Al horno: el chofer Centeno, acusado también

El ex funcionario terminó detenido y preso por esos cuadernos. Fue excarcelado en diciembre de 2019, tras más de un año de encierro. El 6 de noviembre, con la fiscal Fabiana León como acusadora, deberá responder como organizador de la asociación ilícita, el mismo rótulo que la Justicia le echó a su ex jefe De Vido: Cristina Kirchner es considerada la jefa. El juez Claudio Bonadío lo envió a juicio, acusado de ser coautor de 105 casos de cohecho pasivo. Centeno no zafó: su casa fue allanada y desfiló por los pasillos de Comodoro Py. Deberá responder como miembro de esa misma asociación ilícita.

A Baratta, su ex jefe y la ex presidente lo superan en rango. Pero, en el caso de los cuadernos, la estrella es él. Baratta no era el chico de los mandados: era un emisario. Negociaba, exigía. El poder, si las acusaciones son ciertas, hablaba a través de su boca.

Antes de las rejas... Roberto Baratta junto a Julio De Vido

Hay que ponerse

La causa de los cuadernos de las coimas, investigada por los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo, tiene como prueba clave una larga serie de confesiones. Los empresarios que pagaron esos sobornos contaron sus supuestas historias con el subsecretario de Gestión de Julio De Vido. Si querían obra pública, o un gran favor, debían poner el 10 o 20 por ciento del presupuesto en un sobre, de acuerdo a las pruebas recolectadas por la Justicia. Y debían hablar con Baratta.

Jorge Mauricio Balán es uno de estos empresarios. Fue acusado de un hecho de cohecho activo, una coima, pagada supuestamente en septiembre de 2013, anotada por Centeno en su bitácora. “Unos días antes, en una reunión, Baratta me dice que tengo que ponerme para la campaña, si o si”. “El lunes 2 de septiembre a la mañana Baratta me cita a una reunión en su despacho. Yo concurro. A la tarde. Baratta me dice `bueno, mañana tenés que venir y ponerte´.

Juan Carlos De Goycochea, de Isolux, apuntó: “Fui convocado, en febrero o marzo de 2009, a una reunión al despacho de Roberto Baratta en el Ministerio de Planificación Federal. La licitación ya estaba ganada, y él en esa oportunidad me manifiesta que era necesario aportar dinero para la campaña electoral… Yo diría que las entregas fueron coincidentes con épocas de campaña presidencial o legislativa”. Ángel Calcaterra, primo de Mauricio Macri, otro imputado en el comienzo del caso, contó una historia similar. Habló, precisamente, de plata para campañas electorales.

José López: bolsos de campaña en el caso Cuadernos

José López, el hombre de los bolsos, también funcionario del ministerio de De Vido, habló de su ex compañero en su declaración en la causa. “En el 2013, se da el tema que aparece en escena Sergio Massa como candidato sorpresa y ahí aparece un condimento nuevo, había que darle respaldo a las agrupaciones que no tuvieran intendente que no jugara para Frente para la Victoria. En este contexto, De Vido y Baratta me dicen hay que hacer la recaudación», asegura la transcripción de la elevación a juicio firmada por Stornelli y Rivolo.

Luego, estaban los presuntos pasamanos. Enrique Pescarmona, un empresario particularmente poderoso, es otro acusado. Según los fiscales del caso, basados en las anotaciones de Centeno, Pescarmona envió siete pagos con montos de 200 mil dólares que recibió Baratta y que el subsecretario de Gestión envió a Héctor Daniel Muñoz, el fallecido secretario de Néstor Kirchner.

La imagen de los bolsos con dinero en un convento

Tal como CFK, De Vido y López, Baratta enfrenta varias causas por hechos de corrupción. El 19 de agosto, la fiscal León pidió una pena de cuatro años y seis meses de prisión por las irregularidades en la compra de gas natural licuado. Pidió una pena similar para De Vido, con dos meses más de encierro. “Delinquieron con plena conciencia de su rol institucional”, aseguró León en su alegato, según el sitio oficial de la Procuración: “Nos encontramos frente una infracción sistemática de deberes funcionales en el manejo de fondos públicos”.

La cara de Baratta estaba ahí, en el mosaico del zoom. El ex funcionario miraba sin pasión alguna.

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