La distancia de Milei con Villarruel y con Jorge Macri, el clima del Gabinete y el discurso de García Cuerva: lo que dejó el Tedeum del 25 de Mayo

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Aunque en su homilía el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, llamaba al consenso transversal en la clase política, el Tedeum de este 25 de mayo no resultó ser un ámbito de reconciliación -o al menos acercamiento- entre Javier Milei y Victoria Villarruel, binomio presidencial que desde hace casi un año que cortó comunicaciones y al que parece no caberle el término de “tabula rasa”.

Milei, a través de su hermana Karina, quien organiza todas sus actividades como secretaria general de la Presidencia, se encargó de que la vicepresidenta no estuviera en la habitual caminata que los funcionarios de turno hacen desde la Casa Rosada a la Catedral Metropolitana para asistir al Tedeum.

Esto sí se había dado el año pasado. Incluso, Villarruel lo había agarrado del brazo, haciendo ademanes de que -exteriormente- la relación podía verse bien. No lo estaba. En rigor, desde esa época que ya se desprendían trascendidos de que existían fuertes diferencias entre ambos.

El jefe de Estado no le extendió el saludo al encontrársela en el interior de la Catedral y, segundos antes, le negó el estrechón de manos al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, con quien mantuvo una férrea disputa en el marco de las elecciones de la Ciudad de hace una semana y no pretende reconciliarse, algo que sí esbozó días atrás respecto de su primo Mauricio.

“Sigue sin perdonarle lo de Gutiérrez Rubí”, esbozan en su entorno, alegando a la contratación del PRO porteño al consultor catalán que asesoró a Sergio Massa en las presidenciales del 2023, al que Milei le achaca haberle hecho “la campaña más sucia de la historia”.

Una hora después de terminadas todas las actividades, el Presidente había tuiteado cuatro veces la frase “Roma no paga traidores”, todas citando tuits que mencionaban a Jorge Macri.

Desde Presidencia avisaban días atrás que no iba a haber acercamiento con Villarruel, pero tampoco fuertes desautorizaciones. En rigor, Milei se ocupó meticulosamente de no tener contacto o diálogo alguno: cuando los colocaron juntos en el mausoleo de José de San Martín, el mandatario fue a otorgarle ofrendas florales al féretro y, al volver, se alejó unos pasos de su vice.

Esa escena incómoda se repitió de manera posterior al acto en la Catedral, cuando se hizo el cambio de guardia del Regimiento de Patricios en la Plaza de Mayo. Milei debió situarse a la derecha de Villarruel y a la izquierda de Jorge Macri. Allí tampoco hubo charla con ninguno de los dos en la media hora que duró ese ritual. Antes, el Presidente se había retirado del Tedeum con todos sus funcionarios detrás, la última en salir había sido la vicepresidenta. A diferencia de toda la cúpula libertaria, debió entrar por otro lado al perímetro del cambio de guardia.

El camino de Milei y su Gabinete rumbo a la Catedral

Antes de que comenzara el Tedeum y la caminata a la Catedral, los funcionarios del Gabinete hicieron base en el Salón de los Bustos de Casa Rosada y tuvieron un tentempié patrio. El primero en llegar a esa previa fue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien arribó con su camioneta a las 7.30 horas. Le siguió el Presidente, que ingresó a la Rosada a las 7:55, aunque optó por quedarse en su despacho.

Después de varios minutos llegaron los ocho ministros del gabinete y varios secretarios presidenciales como Manuel Adorni (Comunicación y Medios), Leonardo Cifelli (Cultura) y Sergio Neiffert (Inteligencia).

Argentina's President Javier Milei attends an event to commemorate the 215th anniversary of the May Revolution, in Buenos Aires, Argentina, May 25, 2025. REUTERS/Cristina Sille

Todos se quedaron conversando en el mismo salón mientras se servían de algunas bebidas calientes. Un desayuno patrio al que le faltaban masas o facturas típicas del feriado de mayo. Quienes mantenían las charlas más profusas eran los ministros Luis Petri, Gerardo Werthein, Patricia Bullrich y Mariano Cúneo Libarona. En tanto, la única funcionaria que saludó a la prensa acreditada que los observaba fue Sandra Pettovello, que luego fue hacia el primer piso del Palacio, pareciendo probable que fuera a saludar al Presidente, ya que ambos salieron a explanada de la Casa Rosada casi en simultáneo.

Toda la dinámica al interior de Balcarce 50 estuvo arropada por un celoso control de Casa Militar a la prensa acreditada, característica que no se daba hasta entonces y que puede deberse a la nueva reglamentación (con mayores restricciones) que fue publicada en el Boletín Oficial días atrás.

Las palabras de García Cuerva

El Gobierno esperaba que las sentencias del arzobispo de Buenos Aires contuvieran algunas alusiones directas sobre el manejo de la gestión nacional. Milei lo saludó cordialmente después de que, en su homilía, García Cuerva criticara la “descalificación” y la “agresión constante” de la política, así como el “individualismo” y la deficiencia de las políticas públicas para incrementar el poder de compra de los jubilados y para solucionar la marginalidad.

En su mensaje, el arzobispo pidió por “tantos hermanos que lo están pasando mal”, reiteró su reclamo por la situación de los jubilados y convocó al diálogo de toda la sociedad: “No se construye desde la guerra entre nosotros”, advirtió.

“Venimos a pedirle a Dios que nuestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, la tolerancia, el respeto. Y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, y se muere la esperanza de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos”, inició su discurso el arzobispo.

También expresó su preocupación por la baja participación electoral reciente, atribuyéndola a años de promesas incumplidas y desilusión ciudadana. En particular, señaló que estos sentimientos surgen cuando la población siente que ha sido engañada repetidamente. Además, abordó temas críticos como el narcotráfico, la situación de las personas sin hogar, la discapacidad y las condiciones de vida de los jubilados, instando a la sociedad a actuar para resolver estas problemáticas.

Al terminar el Tedeum, Milei salió de la Catedral Metropolitana acompañado por su rector, el sacerdote Alejandro Russo. Quienes conocen al libertario aseguran que desde las primeras conversaciones con el papa Francisco cambió su recelo respecto a las instituciones eclesiásticas y sus exponentes, incluso aunque la doctrina social de la Iglesia tiene tantas diferencias respecto al anarcocapitalismo que profesa.

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