Clausuraron el restaurante que funcionaba en el Instituto Juan Domingo Perón tras el cierre del organismo

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El Gobierno procedió finalmente a cerrar el local gastronómico “Un Café con Perón” que funcionaba dentro del Instituto Juan Domingo Perón, en el barrio porteño de Recoleta.

La noticia fue confirmada por la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, a través de su cuenta de X, donde escribió: “Clausura del bar ‘Un café con Perón’”. LA LEY SE CUMPLE», mencionando en el posteo al presidente Javier Milei. El procedimiento tuvo lugar pasadas las 10 de la noche del miércoles.

Tal como pudo saber Infobae de fuentes oficiales, el restaurante, que funcionaba como un apéndice y era explotado por una Cooperativa de Trabajo, no contaba con las habilitaciones correspondientes para continuar abierto. ”En el último año, el instituto no entregó ni presentó documentos ni estudio alguno», indicaron.

Tras haber puesto el sello de clausura en la puerta del lugar, desde las redes sociales del bar repudiaron el procedimiento con un mensaje dirigido a la funcionaria. “Mientras la ministra Pettovello se regodea publicando en sus redes sociales imágenes de la clausura del un café con Perón, desde la Cooperativa Lo de Néstor vamos a agotar todas las instancias”, señalaron en una historia de Instagram. Y aseguraron que aportarán “la documentación que nos soliciten para seguir trabajando”.

El posteo que hizo la ministra Pettovello en su cuenta de X (Video: @SPettovelloOK)

El pasado 7 de mayo, el vocero presidencial, Manuel Adorni, había anticipado en su habitual conferencia de prensa que el cierre del espacio donde se encontraba el local de comidas era un hecho. “Va a dejar de existir el Instituto Nacional Juan Domingo Perón, de estudios, investigaciones históricas, sociales y políticas, y además la comisión permanente nacional de homenaje al teniente general Juan Domingo Perón”, remarcó. Con esta decisión, el Gobierno traspasó el edificio y los bienes del lugar a la órbita de Pettovello y dispuso la desvinculación de 24 empleados, que, según indicaron, demandaban unos $ 400 millones por año. Así comenzó la disputa.

Ante estas declaraciones, la comisión interna de ATE del Instituto respondió: “El salario de los 15 trabajadores despedidos era en promedio de $700 mil mensuales, como lo demuestran los recibos de sueldo que ponemos a disposición de los medios”.

Durante el fin de semana pasado, Juan Grabois ocupó el edificio ubicado en la calle Austria 2601, junto a un grupo de activistas, con el fin de impedir su clausura. Junto al dirigente también estaban los diputados nacionales de Unión por la Patria, Itai Hagman y Natalia Zaracho, el senador bonaerense Federico Fagioli y la diputada provincial Lucía Klug.

En los balcones, habían colgado una bandera con las consignas “Si no podés elegir, no hay democracia” y “Defendamos nuestra historia”. La toma comenzó a las 14 del sábado, y se disponía a ser “un acto de presencia pacífica y de reafirmación del derecho de nuestro pueblo a su memoria histórica, no solamente de los peronistas, de los hijos de peronistas y de los nietos de peronistas, sino de cualquier ciudadano argentino o extranjero que quiera conocer su historia”, según dijo Grabois a este medio.

Grabois junto a militantes y diputados tomaron la sede ubicada en el barrio porteño de Recoleta

Sin embargo, cerca de las 17, se desplegó un importante operativo de agentes de infantería de la PFA para desalojar el edificio. Los uniformados lanzaron gas pimienta y detuvieron al dirigente de la agrupación “Frente Patria Grande”.

Previo a llevar adelante las medidas, el Ejecutivo había deslizado que este tipo de instituciones demandan recursos públicos para un fin que es sesgado ideológicamente. Además, explicaron que la investigación histórica sobre el ex mandatario y fundador del lugar, “ya se realiza en múltiples universidades, centros académicos, fundaciones e instituciones especializadas, que garantizan un estudio libre y “sin condicionamientos estatales”.

Respecto al futuro del inmueble, fuentes oficiales señalaron a Infobae que el edificio no se encuentra a la venta ni podría disponerse para ese fin, ya que figura como Patrimonio Histórico. Por el momento, evalúan la posibilidad de transformarlo en una biblioteca pública dirigida a niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad auditiva y visual, y destinar el espacio del restaurante a un proyecto gastronómico gestionado por personas neurodivergentes.

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