“Si no tenemos una respuesta positiva, vamos a reiniciar el conflicto”. Lo dijo el secretario adjunto de la CGT, Andrés Rodríguez, desde Ginebra, Suiza, donde forma parte de la delegación que participa de la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), uno de los escenarios elegidos por la central obrera para denunciar al gobierno de Javier Milei.
El dirigente, que lidera la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), explicó a Infobae que están “en conflicto continuo por la actitud tan cerrada del Gobierno” y advirtió que “por la falta de diálogo hay un clima que cada vez se está enrareciendo más”.
Aun así, Rodríguez aclaró que “el diálogo para sacarse una foto no sirve, sino que lo que sirve es buscar un consenso y encontrar un punto de equilibrio y de solución a muchos problemas reales”.
Tras descartar que la CGT esté en una tregua con el Gobierno, advirtió que “la situación económico-social está deteriorando muchísimo al sector del trabajo y no se respetan las paritarias como corresponde”.
Además, el jefe cegetista rechazó el plan del Gobierno de impulsar una nueva reforma laboral para modernizar la legislación: “El instrumento más modernizado es el convenio colectivo de trabajo porque ningún representante sindical come vidrio y modifica su convenio a la luz de los acontecimientos de la modernización y de la tecnología, que tienen que ver con las nuevas modalidades laborales. Por eso decir que los convenios se mantienen igual desde el año 75 es un verso muy prefabricado”.
Aun así, no se negó a discutir “algunos elementos para generar un mayor empleo decente, como tiene que ser, porque hay un 40 o 45% de informalidad”.
— Gerardo Martínez dio este viernes un discurso muy duro contra el Gobierno ante la OIT. ¿Representa la postura de la CGT?
— Por supuesto. Es la expresión de la Confederación General del Trabajo y en un ámbito tan importante como la OIT, es fundamental una declaración de esta naturaleza. La situación económico-social está deteriorando muchísimo al sector del trabajo y no se respetan las paritarias como corresponde. Hay expulsión de mano de obra en muchas actividades y en nuestro caso es importante lo que dijo Gerardo (Martínez) cuando reivindicó que “sin Estado no hay Nación”.
— Pese a las críticas, Martínez pidió al Gobierno que se abra una mesa de diálogo. ¿Hay posibilidades de que se concrete y la CGT se siente a negociar?
— Hasta ahora, institucionalmente hablando, El Gobierno convocó al diálogo en muy pocas oportunidades. El pasado hubo dos reuniones nada más donde comprometimos algunas acciones, por ejemplo con la reglamentación de la Ley Bases en materia de conflictividad, pero no terminaron por cumplirse. El Gobierno no utiliza el diálogo como tendría que ser. El diálogo para sacarse una foto no sirve. Lo que sirve es buscar un consenso y encontrar un punto de equilibrio y de solución a muchos problemas reales. Lamentablemente, este año se han acrecentado las acciones sindicales, tanto las sectoriales como las de la CGT, y el Gobierno tendría que estar convocando a una instancia de diálogo y no lo hace, pero no lo hace con nadie. Hay un clima que cada vez se está enrareciendo más.
— ¿Se puede decir que está más cerca del cuarto paro general que de mantener una tregua?
— Nosotros no mantenemos ninguna tregua. Terminamos hace poco con un paro y una movilización increíbles, pero, de cualquier manera, si no tenemos una respuesta positiva lamentablemente vamos a tener que reiniciar el conflicto.
— ¿Cómo son los tiempos que manejan?
— Cada intento de atropello del Gobierno, tratamos de neutralizarlo. El último fue el de limitar el derecho de huelga y tuvimos que recurrir a la Justicia. Ese es el camino adecuado, como pasó con el DNU 70, que dio resultado al declarar la Cámara la inconstitucionalidad. Ahora, con este nuevo límite que se quiere imponer al derecho de huelga, nuestro amparo también fue favorecido por la Justicia. Vamos a ver cómo sigue la película. Pero todo es un conflicto continuo por la actitud tan cerrada de este gobierno.
— Un grupo de sindicatos y otras agrupaciones lanzaron un frente multisectorial y anunciaron una movilización ante el ministerio que conduce Federico Sturzenegger. ¿La CGT va a sumarse?
— Hay conflictos sectoriales que atañen a determinados gremios que tienen un denominador común o parecido por sus actividades. En el caso estatal, nosotros también estamos reclamando e intentando que no se expulse tanta gente arbitrariamente o poder negociar una paritaria con libertad e independencia de los límites que impone el Poder Ejecutivo. Todos nos reunimos por sectores contra esta política que ataca los derechos laborales.
— El sector de la CGT que usted integra tiene buena relación con la Unión Industrial Argentina (UIA). ¿Van a buscar el apoyo del empresariado para pedir diálogo y participación en las medidas que toma el Gobierno?
— Los empresarios también están atravesando momentos complicados, con una importación muy abierta que atenta contra la industria nacional y con otras cuestiones que los está perjudicando. Los sectores productivos tendríamos que tener mucha más planificación en nuestras acciones. Nosotros desde hace tiempo hemos levantado la consigna “desarrollo, producción y trabajo”. Ojalá que la UIA coincida en esos aspectos.
— Hay quienes piensan que un triunfo electoral de La Libertad Avanza podría acelerar en el Congreso la sanción de una nueva reforma laboral y el proyecto de Democracia Sindical que motorizan la UCR y el PRO. ¿A la CGT le preocupa este horizonte? ¿Qué piensan hacer para frenarlo?
— No sé hasta qué punto el Gobierno va a tener un éxito en octubre. En realidad, se está fagocitando a un espacio que coincide con su política como el PRO. No sé si va a cambiar radicalmente la constitución de las cámaras del Congreso. De cualquier manera, cualquier intento de querer avanzar sobre derechos laborales vamos a pelearlo como hasta ahora. No nos ha ido tan mal.
— Si el Gobierno los convocara a dialogar, ¿ustedes están dispuestos a discutir algunos una modernización de la legislación laboral?
— Depende. Todo este tema de pedir modernización… El instrumento más modernizado es el convenio colectivo de trabajo porque ningún representante sindical come vidrio y modifica su convenio a la luz de los acontecimientos de la modernización y de la tecnología, que tienen que ver con las nuevas modalidades laborales. Por eso decir que los convenios se mantienen igual desde el año 75 es un verso muy prefabricado.
— ¿Entonces no hay nada que mejorar en la legislación laboral?
— Hay algunos elementos para generar un mayor empleo decente, como tiene que ser, porque hay un 40 o 45% de informalidad. Lo primero que hay que solucionar parte de establecer una política pública de creación de empleo genuino. En eso estamos de acuerdo, por supuesto.
— El mandato de la actual CGT vencerá el 11 de noviembre, pero el congreso para renovar las autoridades se haría en la primera quincena de octubre. ¿Es para despegarlo del resultado de las elecciones nacionales?
— No nos interesa demasiado esa cuestión, pero sí nos interesa el resultado porque puede tener la particularidad de buscar un perfil adecuado de conducción. De cualquier manera, también nos interesa cómo va a evolucionar la realidad económico-social hasta octubre porque parece poco tiempo, pero todo evoluciona vertiginosamente hacia un empeoramiento. Esto también va a dar la pauta para ver qué CGT se perfila para cuando tengamos que renovar las autoridades.
— ¿Los tironeos entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof debilitan al peronismo?
— No, creo que se va a llegar a un acuerdo equilibrado y apelo a que un bastión como es la provincia de Buenos Aires, que siempre fue un reservorio muy fuerte del peronismo, se mantenga.
— ¿La CGT va a pedir lugares en las listas de candidatos para las elecciones de octubre? Hay una versión sobre una candidatura de Héctor Daer a diputado nacional.
— No hacemos nombre y apellido, pero por supuesto nos interesaría que haya una actitud mucho más generosa con el movimiento sindical que hasta ahora. La CGT es una de las pocas instituciones que ha puesto la cara para enfrentar políticas antinacionales o antilaborales, así que tendría que haber un reconocimiento para que alguno de sus integrantes llegue al Parlamento como corresponde.
— Hay un debate sindical que se actualiza de nuevo: ¿la próxima CGT debe seguir siendo conducida por un triunvirato o por único secretario general?
— Hasta ahora el triunvirato ayudó bastante y generó la posibilidad de un equilibrio de los espacios de diferentes matices. Eso también genera la intensificación de la unidad del movimiento sindical. El tema de elegir un solo secretario general es que tiene que haber un liderazgo muy fuerte, que sea reconocido por todos. Y esto no es fácil en este presente en donde hay mucha fragmentación y donde hay muchas realidades diferentes.