Las experiencias del ex futbolista, entrenador y psicólogo argentino que enfrentará con su equipo al Inter Miami de Messi

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Martín Perelman forma parte del cuerpo técnico de Orlando City

La historia de Martín Perelman es de superación constante. Nació el 20 de agosto de 1986, un par de meses después del título logrado por la Selección en la Copa del Mundo México 86. Desde muy chiquito incursionó en el futbol como la mayoría de los pibes porteños que dan sus primeros pasos con la pelota. Una vez que decidió que quería ser futbolista, se formó en las inferiores de Defensores de Belgrano. Con pocas chances de llegar a Primera División, se fue a la liga de Grecia para debutar en el Hapoel Tel Aviv. Luego, pasó por clubes de Nueva Zelanda, previamente a desembarcar en el ascenso argentino, donde militó en diez equipos, entre ellos, Excursionistas, Comunicaciones, Deportivo Armenio y Argentino de Merlo, club en el que se retiró a sus 31 años.

“Recuerdo que disfruté mucho el ascenso argentino durante el día a día. Cada logro, cada reconocimiento de esos clubes vale mucho. Si algo tengo que decir, es que al ascenso argentino lo valoro mucho, porque cada cosa cuesta demasiado conseguirla. Cada recurso que uno quiere obtener cuesta trabajo y eso te va formando como persona”, destaca el hombre de 38 años.

Inmediatamente a colgar los botines, se calzó el buzo de entrenador para comandar a Argentino de Merlo durante un par de temporadas. Luego, en el 2021 ganó el Torneo Complemento de Primera B con Comunicaciones antes de partir hacia los Estados Unidos para comandar el equipo B de Orlando City. Allí, rápidamente se destacó y fue promovido a ayudante de campo del colombiano Oscar Pareja, hoy técnico del equipo principal que será rival este domingo del Inter Miami, dirigido por Javier Mascherano y que tiene como figura a Lionel Messi.

“Yo disfruto mucho de enfrentarlo (a Messi). Como es lógico, te estás enfrentando probablemente al único jugador que no puedes parar. Y cuando encuentras a un futbolista como él, en la vereda enfrente, te sientes no recursivo como entrenador, porque la verdad es que haga lo que haga, no lo vas a frenar”, reconoce el ex mediocampista.

Con la camiseta de Argentino de Merlo (Foto Solo Ascenso)

Además de haber sido un futbolista profesional y hoy llevar adelante la carrera de entrenador, Perelman se recibió de psicólogo en Buenos Aires mientras jugaba al fútbol y también incursionó como empresario en una marca deportiva, GIOCO Indumentaria. “Mi mamá siempre fue muy insistente y me hizo estudiar inglés y una carrera. Por un compañero que se atendía con un psicólogo, me interioricé un poquito por la psicología del deporte y me metí a estudiar eso. Lo que sucede es que cuando estudiaba, ya sabía que no iba a ejercer de psicólogo, pero me gustaba y me interesaba la carrera”, reconoce en diálogo con Infobae, en la previa de lo que será el Clásico del Sol de Estados Unidos.

– ¿Qué es de tu vida, Martín?

– Estoy llevando a cabo el segundo año de mi contrato en el primer equipo de Orlando City, como asistente del entrenador Oscar Pareja. Y es mi cuarto año en Estados Unidos. Así que bien, con la familia, ya con los hijos adaptados a este país. Esa es mi vida hoy.

– ¿Estás feliz, haciendo lo que te gusta?

– Sí, claro. La verdad es que acá es un país donde uno puede tener una estabilidad y una tranquilidad económica. Y unos recursos para trabajar que uno disfruta mucho, combinado a una calidad de vida donde la familia también puede disfrutar. Entonces, son cosas que en nuestra industria no son fáciles de encontrar. De esta manera, lo trato de disfrutar mucho.

– Hoy estás en el rol de ayudante de campo. ¿Tenés ganas a futuro de armar tu propia carrera como entrenador?

– Yo me inicié como entrenador en Argentina. Vine acá como entrenador, y hoy se me presentó esta oportunidad. En el 2024 me sumé al primer equipo de Orlando City, a un staff que yo conocía bien, porque hacía dos años que dirigía el segundo equipo. Entonces, es un club que lo siento como si fuese mi casa. En el día de hoy, me siento muy cómodo, muy feliz. Lógicamente que me inicié como entrenador y ese es el camino de uno. Todos somos entrenadores. Lo que pasa es que el fútbol es tan complejo a veces que a mí me enseñó a disfrutar. Yo disfruto mucho. Sé que lo que tiene que venir, vendrá, pero me enfoco mucho a disfrutar el hoy. Esa es la realidad.

– Me imagino que, al lado de Oscar Pareja, uno aprende después de tanto tiempo.

– Sí, Oscar es entrenador desde hace unos cuantos años, que dirige y con mucho éxito en la liga. Es uno de los entrenadores que más partidos ganó en la liga. Tiene muchísimo prestigio. Pero no solamente en términos de resultados, sino en términos de imagen en general. Es un entrenador que tiene una imagen muy positiva dentro de la liga, y del país por su forma de ser, que todos lo conocemos. Y eso a mí me hace muy bien. Porque estar bajo su ala es muy bueno, en todo sentido. En un crecimiento personal, en un posicionamiento dentro de la liga. La verdad que es un placer. Yo disfruto mucho trabajar con él y con todo el staff, la verdad.

Perelman se instaló con su familia en los Estados Unidos

– Estaba repasando los últimos partidos de Orlando City. Le está yendo muy bien. En marzo fue su última derrota y el miércoles pasado superó a Charlotte 3-1.

– Sí. Nosotros hicimos algunos cambios este año porque se vendió algún que otro jugador, se fue alguno que otro. Y la verdad es que trajimos jugadores con los cuales estamos muy contentos. También, estamos muy contentos con todos los jugadores que renovaron contrato. O sea, el equipo tiene una base. Y sí, nos gustaría estar un poco más arriba en la tabla de posiciones, pero también estamos tranquilos porque nosotros conocemos bien la liga. Sabemos que es una liga larga, de mucho viaje, donde hay que llevarla bien y llegar bien al final. Porque después de un año entero de trabajo, y después de unas 34 fechas muy duras, todo se define en un playoff. En un partido, es así. Entonces, como ya conocemos la liga, nosotros sí sentimos que estamos bien. El equipo tiene una solidez. Y sobre todo, está en un proceso cada vez mejor. Ahora viene el verano y nos hace muy fuertes. Entonces, tenemos expectativas de seguir mejorando.

– Se viene el Clásico del Sol contra el Inter Miami y va a jugar Messi. ¿Cómo es esa experiencia de tener que enfrentarlo?

– Es maravilloso. Yo disfruto mucho enfrentarlo. Como es lógico, te estás enfrentando probablemente al único jugador que no puedes parar. En mi caso, como entrenador uno analiza al rival y hace los planes de partido que hacemos todos los entrenadores para tratar de ayudar a nuestros jugadores, a resolver las situaciones problemáticas que les plantea el juego de manera satisfactoria. Y cuando encuentras a un jugador como él, en la vereda de enfrente, te sientes no recursivo como entrenador, porque la verdad es que haga lo que haga, no lo vas a frenar. Desde ahí, tratar de plantear un partido para llevarte el resultado es una experiencia maravillosa. Yo lo disfruto mucho, soy muy consciente. Obviamente, lo trabajamos para ganarlo y estamos convencidos de que podemos ganar y darle una alegría a nuestra gente. Pero después es una experiencia maravillosa y ni que hablar como argentino por todo lo que nos dio.

Messi en un derby disputado entre Inter Miami y Orlando City en febrero pasado (Foto Nathan Ray Seebeck-Imagn Images)

– También está Javier Mascherano. ¿Es un partido especial enfrentar a un Inter de Miami con tantas figuras o llevan adelante la misma estrategia, el mismo planteo que con otros equipos de la MLS?

– Yo creo que nunca es lo mismo enfrentar a un rival que a otro. En general, para todos los rivales, nosotros sí tenemos una matriz que más o menos respetamos, y con la que nosotros competimos en general. Tiene que ver con nuestros comportamientos dentro y fuera de la cancha. Pero lógicamente para cada rival nosotros hacemos los ajustes estratégicos que creemos necesarios. Como te decía recién, en el caso de Inter de Miami tiene un jugador increíble como es Messi. Como entrenador, lo disfruto muchísimo, porque creo que es una experiencia única, y no sé si la voy a volver a vivir con algún otro jugador. Tendría que decirte que no creo. Y como argentino, ni que hablar.

– Hace tiempo que estás en Orlando City, en la MLS. ¿Revolucionó la liga la llegada de Messi?

– Sí, la revolucionó y aparte nos hizo muy bien, nos da mucho prestigio. Fue una alegría que él haya elegido la MLS para venir a continuar su carrera. Yo creo que la MLS de a poco le está demostrando al mundo qué, a su manera, es bien distinta de la que tienen otros. Está encontrando una sustentabilidad, una estabilidad y un poderío tanto dentro como fuera de la cancha que es ejemplar. El otro día salió el listado de los equipos más costosos del mundo, y la MLS metió el 50% de los equipos. Eso tiene que ver con que la estructura de esta liga ofrece una estabilidad, una infraestructura y una proyección que pocas ligas en el mundo ofrecen. Entonces, no es casualidad que alguien como Messi la haya elegido. A mí me da mucho orgullo participar de la MLS y estoy muy contento con eso.

– ¿Con qué te encontraste cuando llegaste al fútbol de los Estados Unidos?

– Me encontré con una infraestructura maravillosa. Tiene todos los recursos para trabajar. Me encontré con mucha tranquilidad para trabajar, lo cual hizo darme cuenta de que el entrenador es el que tiene que poner la incomodidad, porque venía de un contexto donde la incomodidad era el día a día, y uno tiene que tratar de que los jugadores estén un poco más tranquilos para poder desarrollarse. Acá, me encontré con lo opuesto, con una disparidad muy particular en las conformaciones de los planteles por el tema de cómo está regulado y demás. Hay una composición de los planteles muy particular, donde hay una mezcla de jugadores de muchísimo nivel con otros que vienen de las universidades, que vienen de las academias que todavía están en pleno desarrollo. Me encontré con un país maravilloso, con gente súper amable, que nos respeta, que nos quiere y nos abre las puertas. Como todo, uno se fue adaptando, fui conociendo y entendiendo cómo se manejan, porque sería un error venir acá a tratar de imponer lo nuestro. Hay que entender la cultura local, y a partir de ahí, agregar el toque nuestro que obviamente es requerido y deseado por los jugadores. Pero hay que saber que no es fácil meterlo en los Estados Unidos. No es para cualquiera dirigir en la MLS.

¿Por qué no es para cualquiera?

– Porque como todo requiere de un entendimiento de la cultura, de un aprendizaje de la cultura local, y particularmente en Estados Unidos es distinto a lo que normalmente encontramos en el fútbol a nivel mundial. Yo tuve la posibilidad de jugar en otros países, que es bien distinto. Me llevo un tiempo entenderlo y dar lo que se espera de uno, de la manera en la que se espera. Es un país maravilloso, una liga maravillosa, y particularmente es un club en pleno desarrollo, con todo por hacer, donde se puede trabajar y proyectar tanto la organización como uno desea.

Perelman hizo gran parte de su experiencia en el ascenso argentino

– ¿Llegaste el fútbol norteamericano luego de pasar por el argentino?

– Sí. He dirigido en Comunicaciones, que fue mi último año, donde habíamos salido campeones de un torneo final. Luego, salió la oportunidad de venir acá. Antes, había dirigido en Cañuelas y en Argentino de Merlo. El fútbol de acá es particular, es maravilloso y no tiene techo. En Argentina, yo disfruté muchísimo. Lo primero que me dejó fue amigos, gente que quiero mucho. También, unos recuerdos imborrables, porque en Argentino de Merlo, que es un club donde jugué y me retiré, hice un vínculo muy fuerte con la gente. En Cañuelas lo mismo. Ahora, en todos los clubes donde estuve conectamos junto al cuerpo técnico con toda la gente del club, con los hinchas, con las distintas comunidades de cada equipo. Recuerdo que yo disfruté mucho el día a día, cada logro, cada reconocimiento de esos clubes. Si algo tengo que decir, es que al ascenso argentino lo valoro mucho, porque cada cosa cuesta mucho. Cada recurso que uno quiere obtener cuesta mucho. Recuerdo al Flaco Ángelo Carballo y a Alejandro Orfila, que me decían que todo hay que gestionarlo, que no es fácil acceder a un recurso material para poder trabajar. Somos un cuerpo técnico de mucho trabajo. No somos ni los mejores ni los peores, pero nos gusta mucho trabajar y lo hacemos. Siempre vi mucha predisposición de tratar de darnos todo lo que tenían, y lo que no tenían, lo intentaban conseguir. Soy un producto del ascenso argentino

– Argentina también te dejó un título de psicología. ¿Por qué elegiste esa carrera?

– Cuando terminé el secundario, me acuerdo de que mi mamá me dijo que tenía que estudiar algo. También, que debía estudiar inglés. Primero, hice un año y medio del profesorado de Educación Física, pero no me gustó. No era lo mío, no era lo que yo quería. Entonces, lo dejé, y por un compañero que se atendía con un psicólogo, me interioricé un poquito por la psicología del deporte y me metí a estudiar eso. Lo que sucede es que cuando estudiaba, ya sabía que no iba a ejercer de psicólogo, pero me gustaba y me interesaba la carrera. La combinación entre jugar y estudiar me hacía muy bien, entonces yo hice la carrera de psicología. Tardé obviamente en recibirme mucho más de lo que sé tarda normalmente, pero la terminé

– ¿Todo lo que aprendiste al recibirte de psicólogo lo pudiste volcar en el fútbol? ¿Y de qué manera?

– La verdad que sí, hoy en día creo que la utilizo a diario. Reconozco cosas de la carrera permanentemente. Yo siempre tuve un psicólogo tanto como jugador y entrenador. Hoy es parte de mi cuerpo técnico. Se trata de Ramón Barrios, una eminencia en psicología del deporte en Argentina. Yo a veces digo que no sé dónde aprendí más de psicología, sí con él o en la universidad. Te diría que más con él, porque es muy específico de lo nuestro. Entonces, me cuesta diferenciar si las cosas que implemento las saqué de él o de la carrera, pero para mí es un área súper importante. El rendimiento deportivo tiene cuatro áreas, y una de esas, es la psicológica. Así que es muy importante.

– ¿Qué recordás de tu etapa como futbolista?

– Jugué 14 años. Empecé a un nivel muy alto en equipos importantes de allá, particularmente dos. Después, me costó un poquito y empecé a bajar. Pasé por el ascenso argentino. Luego, tuve una oportunidad en Grecia. Tenía condiciones, pero me faltaban algunas cualidades como para ser un jugador de primer nivel. Con mucho orgullo y esfuerzo, pude jugar 14 años seguidos de manera profesional. La carrera que hice es la que mejor pude hacer, y ya de la mitad para adelante, recuerdo que era muy consciente. También, empezaba a ser parte de mi curso de técnico. No quería ser un entrenador que no haya jugado al fútbol, sino uno que haya tenido sus 10, 12, 15 años de experiencia al máximo nivel posible. Llegó un momento que también me di cuenta de qué quería ser un entrenador joven, porque estaba convencido de que iba a alcanzar los niveles del fútbol que necesitaba.

– ¿A qué edad te retiraste?

– A los 31. Fue un proceso muy consciente y en ese camino voy. Yo respeto mucho los entrenadores que no han jugado, pero en mi perspectiva personal tener las experiencias de haber jugado fútbol son súper valiosas para un entrenador; de pisar un vestuario y saber cómo tratar a los jugadores también, eso es importante. De haber tenido esas experiencias en carne propia, del vestuario, de que te saquen, de que te pongan, de saber que, en un entrenamiento en vez de ponerte a vos, pongan a un jugador en tu posición, pero que ese jugador no es de tu posición, al que se siente. Que te expliquen cuando te ponen, que no te expliquen cuando te ponen o cuando te sacan. Todo es importante para saber que se siente. Además, pelearte con un compañero, con un rival, ganar, perder, tener un episodio con la gente, con los hinchas, tener otro tipo de episodio, que te paguen, que no te paguen, que te llamen de un día para el otro y te tengas que mudar de país porque te sale una propuesta. Te vas, y lo importante es saber cómo viviste todo ese proceso y cómo llegar a un país donde no entiendes el idioma y competir ahí, jugar y vivir. Cuando empezas a recapitular en 14 años, tenés experiencia de todo lo que le está pasando a tu jugador y vos lo viviste, entonces personalmente no me quería perder eso y creo que disfruté mucho mi carrera. Pero también la hice con mucha conciencia de que era parte de mi curso de entrenador,

– ¿Por qué ya sabías cual iba a ser tu futuro?

– Siempre lo tuve claro, imagínate que empecé el curso con 26 y hoy por suerte lo estoy llevando a cabo. O sea, por suerte estoy haciendo lo que siempre soñé. El salto que yo di de Comunicaciones a la MLS fue soñado. En muy poco tiempo, pensar que cuando me salió lo de Orlando, tenía tres años como entrenador dirigiendo. Hoy llevo seis. Tampoco es tanto. Un poco más, siete, ocho con pandemia de por medio. El ascenso me permitió sumar mis primeros ciento y pico de partidos dirigidos, en una liga que es súper competitiva, como la del ascenso argentino. En un contexto súper competitivo, no sé si va a haber otro contexto tan competitivo como el ascenso nuestro, es decir, que ahí te formás o te formás. Hoy por hoy, llevo otro centenar acá, entonces bien o mal uno se va haciendo y no hay que olvidarse de que yo sé que voy a llegar donde quiero llegar, eso yo lo tengo claro. Siempre tuve mucha seguridad en mí mismo y lo digo con mucha humildad, con mucha sinceridad. Simplemente, quiero disfrutar el camino. El camino es lo más importante, porque no se trata de llegar, sino del viaje, también y dónde querés llegar.

– ¿Cuál sería el punto más alto de tu carrera?

– Me acuerdo de que Raúl Barrio me decía ”los sueños o los objetivos de muy largo plazo son como las nubes, si nosotros caminamos mirando las nubes nos chocamos con lo que tenemos adelante”. Tenemos que saber qué son. Tenemos que saber que están ahí, pero caminar mirando hacia adelante. Lógicamente yo tengo mis nubes. Tengo en claro cuáles son mis nubes, pero camino mirando hacia adelante. Hoy lo único que quiero es salir campeón con Orlando y ayudar a Óscar a lograr su primer título en la liga local. Entonces, quiero que ganemos la liga. Quiero que nos demos ese regalo, me encantaría. Me parece que sería justo, no tengo otra cosa en la cabeza. Pero, como tengo mi nube, sé hacia dónde voy y creo que ese momento va a llegar.

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