En el corazón de Buenos Aires, lejos de las grandes sedes de publishers y estudios globales, un pequeño equipo independiente se propuso un objetivo ambicioso: crear Eterspire, un videojuego de rol multijugador masivo online (MMORPG) gratis que no sólo funcione, sino que enamore a miles de jugadores en todo el planeta. Con un puñado de programadores, artistas y diseñadores, y el respaldo de una comunidad creciente, Martín Javier del Río Llobera (conocido en la comunidad como Lartu) y su equipo llevan años construyendo un mundo virtual persistente en el que cada jugador puede explorar, combatir, comerciar y escribir su propia historia.
Lo de Eterspire no es cosa de chicos, ya cosecha más de 30.000 usuarios en todo el mundo y ya ha sido traducido a 12 idiomas (desde lenguas mas tradicionales como el francés y alemán, hasta algunas más curiosas donde la comunidad muestra un fuerte crecimiento como el chino mandarín, chino cantonés, filipino y tailandés).
Con él dialogamos para saber cómo comenzó esta aventura, con qué escollos se encontraron en el camino y cuáles son los desafios a la hora de desarrollar juegos desde Argentina para el mercado internacional.
Aquí podemos hacerlo
Cuando uno piensa en MMORPG, relaciona el concepto con títulos como World of Warcraft, Final Fantasy XIV o Guild Wars, con presupuestos millonarios y equipos de cientos de desarrolladores. Eterspire es todo lo contrario. Se gesta en un pequeño estudio argentino, con recursos acotados, pero con una enorme ambición: ofrecer un universo abierto donde los jugadores puedan recorrer tierras fantásticas, completar misiones, enfrentarse a monstruos en combates en tiempo real y colaborar con otros aventureros en un entorno competitivo. “Nos propusimos hacer un juego que nos gustaría jugar a nosotros mismos”, explica Lartu, programador y director del proyecto. “Sabíamos que en Argentina no es común encarar un MMORPG, pero nos encanta el género y queríamos demostrar que se puede”.
El equipo trabaja sin el respaldo de un publisher internacional. Todo, desde la arquitectura de servidores hasta las mecánicas de combate y el sistema económico del juego, se desarrolla internamente. “Lo más desafiante es armar infraestructura y herramientas desde cero”, reconoce Lartu. “No tenemos detrás a un gigante que nos provea tecnología; tenemos que hacer desde el motor de juego hasta el sistema de servidores. Eso implica horas y horas de código y coordinación con artistas, diseñadores y testers”.
El resultado es un mundo persistente en constante expansión, con escenarios dibujados por artistas locales y mecánicas ajustadas en base al feedback de la comunidad. Desde los primeros prototipos en 2020, cientos de jugadores argentinos y latinoamericanos se sumaron a pruebas tempranas, aportando ideas y ayudando a moldear las mecánicas. “Ese ida y vuelta con la gente es vital”, destaca Lartu. “Cada vez que subimos una actualización vemos cómo reaccionan, qué funciona, qué no. Es como tener un laboratorio permanente”.
La popularidad del proyecto creció más rápido de lo esperado. Lo que empezó como un hobby se transformó en un desafío serio con proyección internacional. “Nos sorprendió la cantidad de gente que se interesó”, recuerda Lartu. “Nos escribían de otros países, querían probarlo. Eso te da una responsabilidad enorme”. Hoy Eterspire está disponible en las tiendas de Apple, de Google y desde hace algunas semanas, en Steam, un salto importante para cualquier indie, y más aún para un MMO. “Publicar en Steam es clave para nosotros”, dice Lartu. “Nos da visibilidad internacional y nos obliga a elevar el estándar de calidad”.
El equipo que sostiene Eterspire es tan pequeño que cualquiera diría que se trata de una locura. Programadores que también hacen soporte técnico, artistas que además diseñan interfaces, testers que proponen mecánicas… todos multiplican funciones para que el proyecto avance. En un país donde la inflación y la inestabilidad económica pueden demoler cualquier planificación, sostener un desarrollo de varios años se vuelve una prueba de resistencia. “A veces parece imposible”, admite Lartu entre risas. “Pero al mismo tiempo nos da una libertad enorme para decidir qué queremos hacer y cómo”.
Esa libertad también se traduce en una cultura de trabajo abierta, más cercana al mundo del software libre que al de las grandes productoras. Las versiones tempranas de Eterspire se publicaron para que cualquiera pudiera probarlas y opinar. Los foros del juego y su servidor de Discord se convirtieron en una especie de taller colectivo donde jugadores y desarrolladores discuten ideas, detectan errores, proponen cambios. “No podemos darnos el lujo de tener un equipo de QA gigante”, reconoce Lartu, “pero sí podemos construir una comunidad que nos acompañe y que sienta que el juego también es suyo”.
Ese ida y vuelta ha dejado huellas en el propio diseño. Mecánicas enteras se han ajustado o reescrito a partir de sugerencias de los primeros usuarios, y algunas decisiones impopulares se corrigieron rápido para no perder la confianza. “Cada comentario nos obliga a reflexionar”, dice Lartu. “Si alguien se toma el tiempo de escribirnos un mensaje con tres párrafos explicando por qué tal hechizo está desbalanceado, nosotros tenemos que escucharlo. Ese nivel de involucramiento es impagable”.
Buscando inspiración en los pioneros
Dialogando con el equipo que está detras de Eterspire, Stonehollow Workshop, nos encontramos con un grupo reducido grupo de personas que están en modo multitarea todo el tiempo. Ademas de Lartu que oficia como CEO de la compañía, se encuentran trabajando Manuel Sayous, VP de Comunicación y Comunidad; y Pedro Boitier (Peter), co-fundador de Stonehollow Workshop y VP de Ingeniería. Ellos, como tantos otros desarrolladores, forjaron su mirada jugando videojuegos, muchos de ellos nacionales.
Argentina tiene una tradición sólida en el desarrollo de videojuegos en línea. Propuestas pioneras como Argentum Online (que debutó en el país en 1999 y renació en 2023) marcaron el camino para nuevos creadores. En ese contexto surge Eterspire, un MMORPG independiente que busca continuar la senda. “Sí, fue una inspiración ver que alguien que no fuera una súper empresa podía hacer un MMORPG, eso no es menor”, explican sus desarrolladores, que crecieron revisando sprites, música y archivos de aquellos primeros títulos.
La relación con los clásicos locales es afectiva, pero no estrictamente técnica. “Yo prácticamente no jugué Argentum (o Imperium o ninguna de sus variantes)… el que sí jugué muchísimo que es argentino es Regnum Online (ahora Champions of Regnum, de NGD). Ese me gustaba mucho, me lo recomendó un compañero en primario y jugábamos con amigos. Una vez por año más o menos vuelvo a jugarlo y francamente le tengo muchísimo cariño”, cuenta uno de los responsables de Eterspire.
Sin embargo, las influencias más profundas provienen de experiencias globales. “RuneScape y Neopets deben haber sido los dos juegos que más jugué en mi vida y que más fuertemente influencian Eterspire”, reconocen. A esa lista suman MU Online, Sherwood Dungeon y Secrets of Mirage, así como títulos no necesariamente online como Animal Crossing, Undertale y Pokémon que completan un mosaico de referencias tan amplio como la ambición del proyecto.
Un mundo mágico por descubrir
El mundo de Eterspire es una mezcla de fantasía clásica y toques propios. En lugar de replicar los clichés del género, el equipo se propuso crear un escenario reconocible, pero con identidad.
Ciudades con arquitectura inspirada en paisajes sudamericanos, criaturas que mezclan leyendas nórdicas con mitología local, misiones que no sólo piden derrotar monstruos sino tomar decisiones éticas que afectan la reputación del personaje. “Queremos que cuando alguien entre sienta que está en un MMORPG, pero que al mismo tiempo hay algo distinto, algo que no vio en otro lado”, explica Lartu.
El trabajo artístico se hace con la misma filosofía. Muchos de los diseñadores colaboran desde distintas provincias y hasta desde otros países de la región. La paleta de colores, los sonidos ambientales y las melodías que acompañan las zonas están pensadas para reforzar esa mezcla. “Nos gusta que la música tenga un toque épico, pero también íntimo”, comenta uno de los compositores en el Discord oficial. “No queremos que suene como un blockbuster genérico”.
En paralelo, el equipo enfrenta desafíos técnicos monumentales. Mantener servidores estables para decenas de miles de usuarios potenciales es costoso, y más aún cuando no se cuenta con la infraestructura de una empresa multinacional. Para optimizar recursos, han desarrollado sistemas propios que balancean carga, reducen latencia y priorizan la privacidad de los datos. “Nos obsesiona que la experiencia sea fluida incluso con conexiones modestas”, comentaron a LA NACION desde el equipo. “Sabemos que muchos de nuestros jugadores están en Latinoamérica y no todos tienen fibra óptica”.
Todo esto sucede sin perder de vista el sueño mayor: que Eterspire sea un juego sostenible a largo plazo, con actualizaciones frecuentes y un modelo de negocio justo. Por eso trabajan en opciones de monetización que no sean intrusivas, como cosméticos y expansiones, evitando el temido “pagar para ganar”. “Queremos que la gente sienta que puede disfrutar del juego entero sin gastar, pero que si quiere apoyar al proyecto tenga motivos para hacerlo”, indican a modo de resumen sobre este tema tan importante.
La historia personal del propio Lartu también funciona como espejo del proyecto. Programador autodidacta, empezó creando mods y pequeños juegos en su adolescencia, participando en foros y comunidades online. “Siempre me gustó armar cosas con otras personas”, cuenta. “Creo que un MMO es la forma más pura de eso: no sólo lo hacés en equipo, sino que construís un lugar para que la gente se encuentre”. Ese recorrido lo llevó a formar un grupo de colaboradores estables que hoy conforman el núcleo duro de Eterspire.
Cada miembro aporta algo diferente. Hay artistas que trabajan desde Córdoba, Mendoza y Rosario; un diseñador de sistemas que vive en Montevideo; un compositor chileno que envía pistas nuevas cada semana. La coordinación se hace por videollamadas, chats y tableros compartidos. “Es un desafío enorme trabajar así, pero también es una oportunidad de armar un equipo realmente latinoamericano”, explica. “No es sólo un juego argentino, es un juego hecho desde la región para el mundo”.
La épica llegada a PC
El equipo sabe que las primeras semanas tras el debut serán cruciales para captar jugadores y sostenerlos. “Estamos afinando todo: servidores, tutoriales, balanceo”, dice Lartu. “Queremos que la experiencia inicial sea tan buena que la gente se quede”. También preparan eventos especiales, recompensas para quienes participaron en las pruebas tempranas y contenidos exclusivos para los primeros meses.
El entusiasmo de la comunidad se siente en cada mensaje de las redes sociales. Jugadores que participaron en alfas y betas publican capturas, organizan clanes, escriben guías. “Es increíble ver eso”, confiesa. “Uno pasa tanto tiempo en el código que se olvida de que hay gente esperando. De repente ves un hilo en Twitter con cien comentarios discutiendo una mecánica y te das cuenta de que lo que hacés importa”.
Más allá de los números, el equipo quiere que Eterspire sea una demostración de lo que se puede lograr desde Argentina. “Nos gustaría que sirva de inspiración”, dicen. “Que otros estudios se animen a encarar proyectos grandes, que vean que no todo tiene que ser mobile o casual. Si nosotros pudimos, cualquiera puede intentarlo”.
Proyectándose a nuevas plataformas
En estos momentos Eterspire se encuentra disponible para dispositivos moviles, se acaba de lanzar en Steam y se propone seguir el camino para estar disponible tambien en consolas. “Nos gustaría ver el juego en consolas, la Switch para nosotros es una plataforma ideal para Eterspire, por la estética del juego y el control de la consola, y algunos miembros del equipo juegan mucho en PlayStation o en Xbox y lógicamente les gustaría ver el juego ahí también” Indican desde la startup. Propuestas que seguramente llegarán, sobre todo luego de ver la sinergía del equipo, el compromiso y la creciente comunidad que Eterspire ha cosechado en todo el mundo.