“Vamos a recuperar esa palabra que nos quisieron robar. El peronismo es la libertad: la de tener una patria justa, libre y soberana. No es libre un trabajador que necesita dos empleos para llegar a fin de mes, ni un jubilado que debe elegir entre comer o comprar remedios”.
Así cerró Mariano Recalde el lanzamiento de campaña de Fuerza Patria en la Ciudad Buenos Aires, que se llevó a cabo el último viernes en la Facultad de Medicina de la UBA. En esa definición imprimió uno de los eslóganes que tendrá el discurso electoral peronista en las próximas cinco semanas. “Milei o libertad”, sostienen en el búnker justicialista.
La dupla que le hará frente a la campaña porteña la componen Recalde e Itaí Hagman, primer candidato a senador nacional y primer candidato a diputado nacional por CABA, respectivamente. El protagonismo lo compartirán con figuras de peso dentro de la coalición nacional. La idea es mostrar unidad, diversidad y una propuesta consistente. Y, sobre todo, polarizar la discusión política en público.
A diferencia de lo que fue la campaña de Leandro Santoro, donde se buscó deskirchnerizar el mensaje y las candidaturas, se optó por el color verde para darle la impronta de un partido vecinal, y se trabajó con un mensaje político menos ideologizado, en esta oportunidad las propuestas de campaña cambiarán el rumbo.
Recalde y Hagman harán “más kirchnerismo” y sostendrán el discurso proselitista marcando los polos. “Es el gobierno de Milei o nosotros. Es una campaña anti Milei. Será nacionalizada en un 90%”, explicaron en el comando electoral de Fuerza Patria. Ni veredas, ni baches, ni basura. Esa fue la apuesta de Santoro. Que, en perspectiva, no parece haber sido tan mala. Sacó el 27% de los votos. La negatividad en el resultado estuvo vinculada a las expectativas triunfalistas que se habían instalado en la antesala de los comicios.
En esta oportunidad habrá un regreso a las fuentes. Al color celeste y blanco de la escudería justicialista, a la reivindicación de la unidad peronista y a la presencia de actores que fueron marginados de la campaña de Santoro, como es el caso de Cristina Kirchner. Si se probó con una propuesta alternativa y no funcionó como se esperaba, ahora la decisión es cambiar.
Imposibilitada de ser parte de la campaña en forma presencial, la ex presidenta va a enviar algunos audios que serán utilizados en plenarios o actividades de los candidatos. Tal como hizo con aquellos que hicieron campaña en la provincia de Buenos Aires. Estará presente desde San José 1111, donde cumple la prisión domiciliaria por la condena en la causa Vialidad y en donde la semana pasada recibió a los principales candidatos de las listas.
Hay una decisión pragmática respecto a la campaña “Cristina libre”, que definió el kirchnerismo después de su detención. Esa consigna no estará presente en la mayor parte de las recorridas. Tal vez en algunos barrios más afines al kirchnerismo. Pero en Fuerza Patria saben con claridad que la Ciudad de Buenos Aires es un nicho electoral donde la ex jefa de Estado tiene un amplio rechazo. Además, los problemas de la gente pasan por otro lado. Se trata de abrazarse al sentido común más que la pertenencia política a un sector.
Muñeca política y capacidad de cambiar frente a las condiciones electorales del territorio que deben caminar. De eso se trata. Aún así, la ex mandataria tendrá su protagonismo en la campaña, pero enmarcado en actividades puntuales. Ni escondida ni extremadamente presente. El camino del medio.
A la campaña también está planeado que se sume Axel Kicillof. El gobernador bonaerense, que se convirtió en una figura en ascenso tras el triunfo electoral, es amigo de Recalde desde la secundaria. Tienen una relación estrecha. Tal es así que el senador nacional ha intentado ser uno de los puentes de acercamiento entre CFK y Kicillof en los momentos más álgidos de la confrontación entre ambos.
Algunos días atrás, el senador llamó al mandatario y le pidió que se acople a una actividad. Aún falta definir la fecha y el contenido. Si bien hay diferencias respecto a lo sucedido durante el proceso de autonomía de CFK, Recalde mantiene un buen diálogo con Kicillof y es de los que piensa que hay que hacer lo posible para dejar atrás las diferencias y seguir adelante con esta nueva etapa del peronismo.
Recalde también invitó a sumarse a la campaña a Máximo Kirchner, su compañero de ruta en La Cámpora. Una especulación que atraviesa el armado porteño es que el senador vuelva a intentar un acercamiento entre los dos mundos kirchneristas, pero esta vez expresados en la figura del Gobernador y el líder camporista.
Es una tarea difícil. Sobre todo porque Kicillof y Kirchner no se hablan. De hecho, no compartieron ningún acto de la campaña bonaerense en la que ambos trabajaron. La posibilidad de un encuentro público son elucubraciones que se hacen en el corazón del comando electoral que tiene el peronismo porteño, donde ya saben que se quedarán con el segundo lugar, detrás de la alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y el PRO, motivo por lo que lo más importante es sacar la mayor cantidad de votos posibles para meter un diputado más.
En Fuerza Patria imaginan estar cerca de los 25 puntos y creen que la coalición oficialista estará bordeando los 45 puntos. Son parámetros normales para las estadísticas políticas de CABA. Apuestan a meter cuatro diputados y un senador. El inesperado resultado de la elección bonaerense sembró incertidumbre sobre lo que pueda pasar el 26 de octubre y abrió un abanico de especulaciones sobre hasta dónde puede llegar la decepción frente a la gestión libertaria.
La disputa del próximo mes se dará en una jornada que tendrá en total 17 propuestas diferentes. Una de las preguntas que se hacen en el peronismo es a dónde irán los 8 puntos que obtuvo Horacio Rodríguez Larreta en los comicios de mayo. Descartan que los contenga la alianza entre violetas y amarillos. Entienden que, muy probablemente, se diluyan entre las múltiples propuestas de centro. No cambiará demasiado la ecuación.
Uno de los cambios sustanciales que logró el peronismo para el 26 de octubre es el acuerdo de unidad con Guillermo Moreno y Juan Manuel Abal Medina, que en la elección desdoblada decidieron competir por afuera, lo que generó que el voto peronista se diversificara en tres opciones. La unidad firmada en términos macro abrió el camino para achicar las grietas internas del peronismo porteño y ahora todos juegan dentro del esquema. Tal es así que el ex secretario de Comercio ya protagonizó un acto junto a Recalde con símbolos del peronismo tradicional.
La estrategia electoral de esta vuelta quedó completamente en manos de Recalde, a diferencia de la que se utilizó en la elección desdoblada, donde el diseño estuvo en manos de Juan Manuel Olmos y Leandro Santoro. El diputado nacional será parte de la campaña, al igual que Juan Grabois, que un puñado de días atrás le agradeció en las redes sociales un halago que le hizo a Itai Hagman, uno de los principales dirigentes de Patria Grande.
“Vamos a ponerle un freno a Milei. Lo hicimos en la Provincia con una elección histórica y lo vamos a hacer el 26 de octubre en todo el país”, sentenció Recalde, que teme que en esta elección con boleta única haya muchos votos nulos por el desconocimiento que hay en la gente respecto a cómo es el sistema de votación. Por eso decidió armar una boleta similar a la que se va a utilizar, pero en un tamaño mucho mayor y se metió en el subte a explicar cómo se vota con este sistema y qué categorías están en disputa.
El peronismo, en todos los distritos, apuesta a consolidar el envión logrado con la elección bonaerense y posicionarse como la principal oposición a Milei. En el caso específico del PJ Porteño, existe un orden mayor al de otros distritos, motivo por el que las tensiones internas se diluyeron y la capacidad de mostrarse como una alternativa compacta tiene argumentos concretos.