Un sindicalista propone construir un mausoleo para Saúl Ubaldini, pero la CGT aún no participa del homenaje

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Saúl Ubaldini,con megáfono en mano, durante la famosa marcha a la Plaza de Mayo

Saúl Ubaldini murió el 19 de noviembre de 2006 y sus restos descansan en un humilde nicho del cementerio de Chacarita, un lugar casi oculto que llama la atención porque se trata de un dirigente sindical que desde la CGT lideró la resistencia sindical a la última dictadura militar y luego encabezó la más dura oposición al gobierno de Raúl Alfonsín con una serie de 13 paros generales.

Curiosamente, no fue la actual CGT sino Antonio Caló, el titular de la Seccional Capital de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), quien tomó la iniciativa de que la figura del fallecido líder cegetista sea reivindicada desde un sitio destacado del cementerio, como sindicalistas de la talla de Augusto Vandor o José Ignacio Rucci.

La idea es construir un cenotafio o un mausoleo, con estatua incluida, con el fin de rendirle tributo a Ubaldini, para lo cual Caló hablará con las autoridades de la CGT para ponerlos al tanto y comenzar una campaña de recaudación de fondos entre los sindicatos.

El primer paso se dio este lunes con un acto realizado en Chacarita en el cual se trasladaron los restos de Ubaldini desde el nicho en el que estaban hasta un pabellón del cementerio, que contó con la presencia de la viuda del líder cegetista, Margarita Muñoz, y otros familiares, además de Caló; el secretario adjunto de la UOM Capital, Roberto Bonetti, y las legisladoras porteñas Victoria Montenegro y Berenice Iañez, del peronismo, quienes presentarán un proyecto en la Leislatura para declarar a Ubaldini persona ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

Margarita Muñoz, la viuda de Saúl Ubaldini, durante el traslado de los restos en Chacarita

También asistieron el coordinador del proyecto, Miguel Varela; los dirigentes metalúrgicos Ramón Enrique Paz, Alberto Avalos y Humberto Flores; los historiadores Pablo Vázquez y Victor Ramos; Tomás Ponsico, Facundo Alesina, Gisela Lamboley, Mariando Kritterson (UTEP) y Jorge Cuesta, de la agrupación porteña Peronismo para Todos.

En el acto, Caló dijo que Ubaldini “es una figura señera del movimiento obrero y debemos respetar su memoria”, mientras que Bonetti afirmó: “Fue mucho más que un dirigente sindical, es el verdadero padre de la democracia ya que lideró la lucha contra la dictadura genocida cuando muchos estaban escondidos”.

Saúl Edólver Ubaldini, quien murió a los 69 años de un cáncer de pulmón, fue el líder más prototípico de la CGT, al que el PJ le debe su recuperación política luego de la traumática derrota electoral de 1983, ya que se abroqueló detrás de la figura de este dirigente surgido de la pequeña rama de levaduras del Sindicato de Cerveceros hasta llegar al primer plano del gremialismo.

Antonio Caló y Roberto Bonetti, ante los restos de Saúl Ubaldini en Chacarita

En realidad, fue elegido por poderosos líderes sindicales como Lorenzo Miguel (UOM) y Diego Ibáñez (petroleros) como un desconocido que podía ser manejado en las sombras por ellos, pero la realidad fue muy distinta.

Como recordó Daniel Cecchini en Infobae, Ubaldini se consolidó en los años 60 como delegado sindical en el Frigorífico Lisandro de la Torre y luego en el Wilson, lo que le costó el despido tras el golpe de Estado de Juan Carlos Onganía en 1966. Posteriormente, se incorporó a la Compañía Argentina de Levaduras, donde comenzó a militar en el gremio cervecero. Su perfil combativo se evidenció en discursos enérgicos en defensa de los trabajadores perseguidos por la dictadura, y en 1972 fue elegido secretario de la Federación Obrera Cervecera Argentina. Cuatro años después asumió la jefatura de la Federación de Sindicatos Cerveceros, cargo que ocupaba cuando se produjo el golpe del 24 de marzo de 1976.

La dictadura encabezada por Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti intervino la mayoría de los gremios y encarceló o hizo desaparecer a numerosos dirigentes. Con la CGT disuelta, los trabajadores se agruparon en diferentes sectores, entre los que destacó la Comisión de los 25, al que se sumó Ubaldini junto a figuras como Raúl Ravitti, Roberto García, José Rodríguez, Fernando Donaires y Osvaldo Borda. La postura de este grupo se endureció en 1979, cuando el ministro de Trabajo, el general Llamil Reston, anunció una reforma laboral que recortaba aún más los derechos.

Raúl Alfonsín y Saúl Ubaldini, durante una reunión realizada en 1984 en la Casa Rosada

El 27 de abril de 1979, la Comisión de los 25 organizó una Jornada de Protesta Nacional en reclamo de la restitución del poder adquisitivo de los salarios, la vigencia de la Ley de Convenciones Colectivas y la normalización sindical. Aunque Ubaldini y otros dirigentes fueron detenidos tras una reunión con el ministro, el Comité de Huelga logró que ese día se paralizaran fábricas del Gran Buenos Aires y del interior, así como los ferrocarriles Sarmiento, Roca y Mitre. Fue la primera huelga contra la dictadura, y Ubaldini la siguió desde la cárcel, donde permaneció hasta mediados de julio.

Este paro marcó un punto de inflexión en la resistencia sindical contra la dictadura. Ya como secretario general de la CGT Brasil, se puso al frente de la marcha del 7 de noviembre de 1981 hacia la Iglesia de San Cayetano, donde unos 10 mil trabajadores reclamaron “Pan, paz y trabajo”, y la movilización del 30 de marzo de 1982, reprimida violentamente por la policía y que terminó con su detención en la cárcel de Caseros.

Con el retorno de la democracia tras las elecciones del 30 de octubre de 1983, Raúl Alfonsín asumió la presidencia y el peronismo quedó golpeado por la derrota y las disputas internas. En ese escenario, Ubaldini se consolidó como el principal referente sindical y opositor al gobierno radical. La propuesta de la “Ley Mucci”, que buscaba democratizar los sindicatos, motivó en febrero de 1984 una multitudinaria marcha frente al Congreso, la primera de una serie de protestas que incluyeron 13 paros generales que encabezó contra Alfonsín.

El nicho donde estaban hasta ahora los restos de Saúl Ubaldini en Chacarita

El 9 de julio de 1989, Alfonsín entregó el mando a Carlos Menem, y Ubaldini asistió al acto como titular de la CGT. Pese a haber sido clave en la campaña que llevó al peronismo de regreso al poder, pronto se convirtió en uno de los principales opositores a la política económica de Menem. El 14 de noviembre de 1990 convocó a la primera movilización contra el nuevo gobierno, aunque con escaso acompañamiento sindical. En 1991, se postuló como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por Acción Popular, pero obtuvo sólo el 2,2% de los votos, muy por detrás de Eduardo Duhalde.

En agosto de 1992, la reunificación de la CGT lo dejó prácticamente marginado de la conducción sindical. A pesar de ello, fue elegido diputado nacional en 1997 y 2001, con el apoyo de Duhalde, y en el Congreso se destacó como uno de los críticos más firmes a la llamada “Ley Banelco” del gobierno de la Alianza.

En uno de sus últimos discursos, Ubaldini afirmó: “El movimiento obrero, como el ave Fénix, resurgirá de las cenizas, de las cenizas de la mano de quienes seamos perseverantes con nuestras luchas, o si no, de los cuadros que no estén dispuestos a ser pisoteados”.

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